viernes, 27 de noviembre de 2009

vasto rio Ganges










Vasto como un mar el Ganges fluye,
y alimentado por las nieves del Himalaya,
o por lluvias torrenciales, con gigantesca fuerza
recorre incansable su predestinado camino.

Grave en la corriente está el Brahmin,
y pliega su cordón, retuerce sus manos,
y recita su rosario, y del todo inaudible
musita solemne una palabra mística.
Con reverencia se baña el Sudra
y fervientemente sorbe el agua
que trae a sus más humildes esperanzas
una vida futura de días más felices.

Y con pío fervor rinden
veneración a Ganga,
y con discretos ritos le formulan
los deseos de sus corazones.
Doncellas o matronas, tras arrojar al agua
Champac o lotos, Bel o rosas,
o dejar flotando una llama temblorosa
en un pequeño cuenco o barco de papel,
rezan por la paz y prosperidad de un pariente,
por el éxito y la salud de un hijo,
susurran una plegaria por un buen marido,
por una progenie con la que compartir sus amores,
por todo lo bueno que da la tierra
o espera en el cielo a los humildes.
Son escenas que exhibe el Ganges,
mientras fluye rápido hacia el mar;
y todos los que aman escrutar las obras
de la naturaleza, o los pensamientos del hombre,
pueden hallar aquí sin duda alguna
placer y provecho para la mente.

(Horace Hayman Wilson, 1786-1866. El Ganges)

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